viernes, 16 de agosto de 2013

Quirosofía: un mapa del tiempo en las manos





“Respiramos tres veces profundamente hacia las manos, las colocamos extendidas sobre la mesa. Una luz intensa alumbra las más finas líneas. Desplegadas sobre el paño egipcio, aguardan las herramientas de lectura: lupas, centímetro… los cristales de cuarzo acompañan el canal de energía que se abre… y comenzamos juntos a Ver.”
(Guía para el momento previo a una lectura)

Por Laura Gerscovich

La lectura que realizo presenta un enfoque terapéutico, más allá de las “mancias” (quiromancia: lectura adivinatoria). Por eso elegí llamarlo Quiro-sofía, la “sabiduría en la mano”, ya que allí se encuentran las pistas a seguir, tanto pasadas  (de nuestro haber ancestral, hereditario e histórico) como futuras: las potencialidades y desafíos que nos deparan y que a su vez hemos elegido experimentar como aprendizaje ¡Guardamos nuestro camino de vida tan cerca… en cada una de nuestras manos! 

La palma de la mano funciona como un mapa no del espacio, sino del tiempo. Es un registro multidimensional de nuestra estructura física, mental, emocional y espiritual; de su funcionamiento, conexiones y forma de vincularnos con el mundo –y con nosotros mismos. En sus líneas podemos ver el pasado y entender cuáles son las relaciones de esas vivencias con el presente. Podemos observar qué nudos hay que desatar para que las heridas o decisiones tomadas antaño no sigan influyendo hoy negativamente. A su vez, el futuro nos muestra hacia dónde nos dirigimos de acuerdo a cómo estamos parados ahora y a lo que vamos decidiendo, sintiendo y accionando. Si cambiamos algo hoy, el futuro también cambia. Por eso, la Quirosofía es una lectura que se basa en el momento presente, porque es aquí y ahora donde podemos cambiar. Los dedos y falanges simbolizan nuestras relaciones con la personalidad, el deber, la creatividad, la filosofía, la comunicación, el sexo, etc. Su forma enhebra nuestro tránsito a través de todos los aspectos de la vida. Las uñas nos hablan de nuestra apertura mental y carácter. El mapa es completo, tridimensional, sensible y variable. Está tan vivo como nosotros, su piel devela nuestro grado de exposición al mundo. Definitivamente todo es un signo en el mapa de nuestras manos: las huellas digitales, los lunares, hasta las heridas y cicatrices… cada símbolo habla un lenguaje, guarda un código a ser desarmado, intuido, y que sin embargo está ahí a la vista: esperando paciente y silencioso, casual y certero, a ser escuchado. Es nuestra información, nuestro secreto; el manual y sus reglas con las que vinimos al mundo para que nos ayuden en el camino. Simplemente hay que leerlo, y estar preparado para escuchar-se. Entrar al mapa de las manos es entrar a nuestro Ser auténtico.

Teniendo en cuenta los acontecimientos pasados y las potencialidades futuras, en cada lectura- de aproximadamente una hora y media- trabajamos en el presente para ir viendo qué caminos tomar, que se abren ante nosotros como ríos, anticipando un posible destino no deseado. Al analizar qué se necesita modificar, qué línea seguir para llegar a ese objetivo a largo plazo, podemos prevenir, decidir y sobre todo tomar conciencia de ese territorio. Cada campo se abre como un terreno cultivado o virgen, a explorar, oculto o misterioso, lleno de talentos sin detonar… sin embargo en la lectura se iluminan, se aceptan, se van asumiendo. Y así, conectándonos con el mapa portátil tallado en nuestras manos -si bien al principio nos sorprende la cantidad de información allí archivada-  comienza el Gran viaje: el que se proyecta hacia nosotros mismos, hacia la pura esencia. Por fin, una vez “visto” el mapa, vamos disfrutando del camino guiados por él, vibrando cada vez más en resonancia con nuestro Ser.

Terminada la lectura, tomo al consultante una huella de sus dos manos con tinta, para sacar una “foto” del momento presente y así, reuniendo este registro a lo largo del tiempo, voy conformando un Archivo de manos donde es posible consultar a futuro los tránsitos, comparar lecturas hechas en distintos momentos de la vida, viendo cómo el mapa se ha modificado al igual que nuestro camino, variando y girando en cada acción y decisión vital. 

¡Las líneas de las manos cambian! el futuro no es fijo sino variable, es por eso que la lectura quirosófica tiene un sentido, un propósito, un enfoque terapéutico y sanador… Una búsqueda en las profundidades de la psique y en definitiva, un sentido pragmático: ya que es posible cambiar el mapa de nuestro destino.






para pedir un turno, escribir a:
laugerscovich@gmail.com




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