“Respiramos tres veces profundamente hacia las manos,
las colocamos extendidas sobre la mesa. Una luz intensa alumbra las más finas líneas.
Desplegadas sobre el paño egipcio, aguardan las herramientas de lectura: lupas,
centímetro… los cristales de cuarzo acompañan el canal de energía que se abre…
y comenzamos juntos a Ver.”
(Guía para el momento previo a una lectura)
Por Laura Gerscovich
La lectura que realizo presenta un enfoque
terapéutico, más allá de las “mancias” (quiromancia: lectura adivinatoria). Por
eso elegí llamarlo Quiro-sofía, la “sabiduría en la mano”, ya que allí se
encuentran las pistas a seguir, tanto pasadas (de nuestro haber
ancestral, hereditario e histórico) como futuras: las potencialidades y
desafíos que nos deparan y que a su vez hemos elegido experimentar como
aprendizaje ¡Guardamos nuestro camino de vida tan cerca… en cada una de
nuestras manos!
La palma de la mano funciona como un mapa no del
espacio, sino del tiempo. Es un registro multidimensional de nuestra estructura
física, mental, emocional y espiritual; de su funcionamiento, conexiones y
forma de vincularnos con el mundo –y con nosotros mismos. En sus líneas podemos
ver el pasado y entender cuáles son las relaciones de esas vivencias con el
presente. Podemos observar qué nudos hay que desatar para que las heridas o
decisiones tomadas antaño no sigan influyendo hoy negativamente. A su vez, el
futuro nos muestra hacia dónde nos dirigimos de acuerdo a cómo estamos parados
ahora y a lo que vamos decidiendo, sintiendo y accionando. Si cambiamos algo
hoy, el futuro también cambia. Por eso, la Quirosofía es una lectura que se
basa en el momento presente, porque es aquí y ahora donde podemos cambiar. Los
dedos y falanges simbolizan nuestras relaciones con la personalidad, el deber,
la creatividad, la filosofía, la comunicación, el sexo, etc. Su forma enhebra
nuestro tránsito a través de todos los aspectos de la vida. Las uñas nos hablan
de nuestra apertura mental y carácter. El mapa es completo, tridimensional,
sensible y variable. Está tan vivo como nosotros, su piel devela nuestro grado
de exposición al mundo. Definitivamente todo es un signo en el mapa de nuestras
manos: las huellas digitales, los lunares, hasta las heridas y cicatrices… cada
símbolo habla un lenguaje, guarda un código a ser desarmado, intuido, y que sin
embargo está ahí a la vista: esperando paciente y silencioso, casual y certero,
a ser escuchado. Es nuestra información, nuestro secreto; el manual y sus
reglas con las que vinimos al mundo para que nos ayuden en el camino.
Simplemente hay que leerlo, y estar preparado para escuchar-se. Entrar al mapa
de las manos es entrar a nuestro Ser auténtico.
Teniendo en cuenta los acontecimientos pasados y
las potencialidades futuras, en cada lectura- de aproximadamente una hora y
media- trabajamos en el presente para ir viendo qué caminos tomar, que se abren ante nosotros como ríos, anticipando un posible destino no deseado. Al analizar
qué se necesita modificar, qué línea seguir para llegar a ese objetivo a largo
plazo, podemos prevenir, decidir y sobre todo tomar conciencia de ese
territorio. Cada campo se abre como un terreno cultivado o virgen, a explorar,
oculto o misterioso, lleno de talentos sin detonar… sin embargo en la lectura
se iluminan, se aceptan, se van asumiendo. Y así, conectándonos con el mapa
portátil tallado en nuestras manos -si bien al principio nos sorprende la
cantidad de información allí archivada- comienza el Gran viaje: el que se
proyecta hacia nosotros mismos, hacia la pura esencia. Por fin, una vez
“visto” el mapa, vamos disfrutando del camino guiados por él, vibrando cada vez
más en resonancia con nuestro Ser.
Terminada la lectura, tomo al consultante una
huella de sus dos manos con tinta, para sacar una “foto” del momento presente y
así, reuniendo este registro a lo largo del tiempo, voy conformando un Archivo de
manos donde es posible consultar a futuro los tránsitos, comparar lecturas
hechas en distintos momentos de la vida, viendo cómo el mapa se ha modificado
al igual que nuestro camino, variando y girando en cada acción y decisión
vital.
¡Las líneas de las manos cambian! el futuro no
es fijo sino variable, es por eso que la lectura quirosófica tiene un sentido,
un propósito, un enfoque terapéutico y sanador… Una búsqueda en las
profundidades de la psique y en definitiva, un sentido pragmático: ya que es
posible cambiar el mapa de nuestro destino.
para pedir un turno, escribir a:
laugerscovich@gmail.com
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